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Después me dijo:

— Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro enrollado que te doy.

Yo lo comí y me supo dulce como la miel. A continuación me dijo:

— Hijo de hombre, vete sin falta a los israelitas y transmíteles mis palabras. Pues no te envío a gente que habla de forma extraña o que tiene una pronunciación rara, sino al pueblo de Israel.

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